En ARM son muy listos, no quieren perder comba en ninguno de los campos de actuación donde pueden tener preparados procesadores que den vida a los gadgets, instalaciones, o cualquier elemento que pueda formar parte del Internet de las cosas.
Lo último que está cocinando la empresa británica es un diseño de núcleos de procesadores conocido como ARM Cortex-M7. La idea era la de concebir microcontroladores muy pequeños, más capaces que los actuales - el doble de potente que un Cortex M4 -, con un consumo de energía mínimo.
Con los nuevos diseños pueden hacerse un hueco en - o terminar controlando -el mundo de la automoción, el sector industrial en general, el negocio de los componentes de audio, e incluso aparecer en muchos de los elementos inteligentes que van a convivir con nosotros en el hogar.
El diseño está enfocado a crear soluciones donde trasladar información de sensores a otros elementos de proceso sea eficiente y seguro. Su capacidad de proceso es equiparable a la de un ordenador de mediados de los noventa, suficiente para formar parte de una cámara de seguridad, o reconocer voz.
ARM Cortex-M7 ya está en la cartera de alguno de los principales protagonistas del mercado, empresas como STMicroelectronics, Atmel o Freescale, han licenciado su diseño para incorporarlo en sus propios procesadores.
La misión de ARM es conseguir que su familia de productos "M" sea tan exitosa como lo está siendo la "A" en smartphones y tablets. El año pasado consiguieron estar en en más de 10.000 millones de productos, la mitad de ellos dispositivos móviles.
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