¿Sin apocalipsis no hay ciencia-ficción que valga (o venda)?

¿Sin apocalipsis no hay ciencia-ficción que valga (o venda)?
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Os lo dije. Malditos locos.

Podría ser un diálogo de Charlton Heston en 'El planeta de los simios' ('Planet of the Apes', Franklin J. Schaffner, 1968) pero se trata del mensaje que quiso dejar en su tumba H.G. Wells. El sombrío epitafio imaginado por uno de los padres de la literatura fantástica --guionista de 'La vida futura' ('Things to Come', William Cameron Manzies, 1936)-- es solo una muestra de la tendencia al pesimismo por parte de los creadores cuando se plantean el futuro de la raza humana.

Basta echar un vistazo a cualquier lista de títulos imprescindibles del cine de ciencia-ficción para constatar que nos encantan (tanto a los autores como al público) los escenarios dramáticos, deprimentes y tenebrosos, cargados de graves peligros, a menudo con el mundo o la sociedad en juego. En realidad, al margen de las creencias personales de cada uno sobre la bondad del hombre y la civilización, se me ocurren al menos dos grandes motivos prácticos detrás de esta corriente catastrofista.

Otra clase de conflictos

Por un lado, los elementos fantásticos pueden servir como alerta de amenazas actuales, plasmando situaciones e imágenes poderosas que se grabarán en las retinas de espectadores de todas las edades. Es el caso de películas como 'Ultimátum a la Tierra' ('The Day the Earth Stood Still', Robert Wise, 1951), donde un alienígena avisa a los terrícolas de que les conviene cambiar el rumbo antes de que sea demasiado tarde, o ficciones distópicas con un gobierno opresivo que aplasta la libertad y la individualidad.

Por otro lado, si nos ponemos en el lugar de los guionistas que intentan montar excusas para una trama, descubriremos que es mucho más fácil con un oscuro futuro para el ser humano. Las películas necesitan conflictos, problemas, peligros, acción, para generar interés mientras avanzan. El recursos del héroe o grupos de rebeldes alzándose contra un poder maligno es un viejo esquema que sigue funcionando. Sin embargo, si el protagonista se mueve en un mundo (verdaderamente) feliz... ya está todo resuelto.

O no. Por suerte, no toda la ciencia-ficción condena la raza humana al desastre, a la espera de un salvador que aprenda el camino para reiniciar el sistema. Existe la ciencia-ficción optimista. No es lo más habitual pero de vez en cuando surgen películas que plantean otra clase de conflictos. Porque mientras haya soñadores y sed de conocimiento, curiosidad, enigmas universales por resolver y problemas inherentes al ser humano, habrá historias que contar. Es además la mejor forma de iniciar al público infantil en el género y, quizá, crear futuros genios inventores.

La mirada de Spielberg

ET

Sin duda, al hablar de fantástico buenrollista hay que destacar el nombre de Steven Spielberg. Un cineasta que nunca ha perdido la fe en el ser humano, ni siquiera en los peores escenarios. De su mente, privilegiada para la puesta en escena, salieron algunas de las secuencias más imaginativas del género durante las últimas décadas. Inevitable acordarse de 'E.T., el extraterrestre' ('E.T: The Extra-Terrestrial', 1982), un fenómeno de taquilla que sigue cautivando a generaciones de chavales con su relato de amistad interplanetaria.

De hecho, la visión amable de Spielberg se extiende más allá de la Tierra y, hasta que rodó la tenebrosa 'Guerra de los mundos' ('War of the Worlds', 2005), nos invitaba a mirar el cielo con optimismo, a confiar en las intenciones de una raza alienígena que decidiera establecer contacto con nosotros. Años antes de triunfar con el entrañable bichejo marrón que necesitaba llamar a casa, ya había conquistado al público con la más seria y adulta 'Encuentros en la tercera fase' ('Close Encounters of the Third Kind', 1977), donde resuelve con ingenio el primer diálogo con otra especie inteligente, una de las secuencias más memorables del cine.

AI

Aún hay quien entiende que el director vuelve a recurrir a sus queridos extraterrestres en el tercer acto, cargado de ternura y piedad, de otra joya del género que merece ser citada en este artículo. Tras la muerte del mítico Stanley Kubrick, Spielberg recuperó un viejo proyecto que el primero consideró una oportunidad ideal de colaboración entre ambos. Curiosamente, el sofisticado cuento de hadas titulado 'Inteligencia artificial' ('A.I. Artificial Intelligence', 2001) es uno de los pocos fracasos comerciales del realizador en el box office de su país aunque va ganando adeptos con el paso de los años.

Inteligencias no humanas

A menudo, las cifras carecen de sentido. No se correspondan con la calidad de la película ni con la valoración del público. Entran en juego otros factores, como saber vender el producto. Solo así se entiende que 'El gigante de hierro' ('The Iron Giant', 1999) fracasara a su paso por la cartelera. Lo tiene todo y funciona tanto para críos como para adultos. Imposible no emocionarse con este trabajo de Brad Bird que revisa la trama de la amistad entre un niño y un ente extraterrestre, un robótico Superman con el pánico de la Guerra Fría como telón de fondo...

WALL-E

Quizá sin el apoyo de la poderosa Disney, las cosas hubieran sido muy diferentes para otra máquina con sentimientos. Muda durante buena parte de su metraje, 'WALL·E' (Andrew Stanton, 2008) fue una apuesta arriesgada del estudio Pixar, la historia de un solitario robot basurero, el último superviviente de un planeta Tierra abandonado (al menos con inteligencia, también hay una cucaracha por ahí, normal teniendo en cuenta lo resistentes que son esos insectos), que un día tiene la fortuna de conocer a su alma gemela... y ayudar a una raza humana excesivamente acomodada --crítica fabulosa--.

Tampoco tuvo suerte en taquilla otro individuo artificial cuya aventura se alejaba de las que suelen producir en Hollywood. Adaptación de un relato de Isaac Asimov, 'El hombre bicentenario' ('Bicentennial Man', Chris Columbus, 1999) contaba con un protagonista estelar como Robin Williams interpretando a un robot que desea la mortal vida de un hombre, con sus ventajas e inconvenientes, alegrías y tristezas, pero el film no fue el éxito que se esperaba, posiblemente condenado por un tono excesivamente azucarado que no exprimió el potencial de la base literaria.

Contact

De la literatura han nacido numerosos clásicos de la ciencia-ficción, tanto con enfoques pesimistas como optimistas. Uno de los más destacados pertenecientes al segundo grupo es 'Contact' (1997), basada en la novela de Carl Sagan --inicialmente un guion que no encontraba traslación al cine--. Robert Zemeckis siguió los pasos del maestro Spielberg y dio su visión de un encuentro con una inteligencia extraterrestre, orquestando una de las películas más ambiciosas, comentadas y controvertidas de su carrera.

Espíritu lúdico y curiosidad sin límites

En la filmografía de Zemeckis hay otro título que necesariamente debemos mencionar aquí. 'Regreso al futuro 2' ('Back to the Future Part II', 1989), no solo rompe ese tópico de “segundas partes nunca fueron buenas”, es también uno de las películas más ingeniosas y divertidas del cine fantástico, la demostración de que el género puede entretener e inspirar sin recurrir a tramas dramáticas o post-apocalípticas. Del futuro que visita Marty McFly destacan inventos tan molones como el monopatín volador, algo que ya ha conseguido fabricarse, en cierta medida.

Un repaso a la ciencia-ficción más optimista no estaría completo sin la tripulación del mítico Enterprise. En 'Star Trek: La película' ('Star Trek: The Motion Picture', Robert Wise, 1979), el primer salto al cine de la saga creada por Gene Roddenberry, la Tierra es un lugar armonioso, la capital de una federación de planetas, y los protagonistas son un grupo heterogéneo de exploradores que avanzan hacia lo desconocido para conocer otros planetas, otras formas de vida, otras civilizaciones, debiendo encarar conflictos inimaginables. Infinitas posibilidades argumentales...

Terminamos así con un ejemplo de cine, ingenuo y esperanzador, que parece haber pasado de moda. No hay más que comparar este largometraje con las dos entregas del reboot dirigido por J.J. Abrams. La oscuridad, el dramatismo, la seriedad, la violencia y el espectáculo destructivo han ganado presencia, y el éxito en taquilla acompañado por críticas positivas indican a la industria que ése es el camino a seguir. Quizá nos hemos vuelto demasiado cínicos.

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