Mientras los incendios consumen a Grecia y Sicilia por culpa del calor, un sospechoso habitual se libra: España

Incendio
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Más de medio millón de sicilianos se quedaron sin electricidad cuando varios cables enterrados por la zona de Catania, la segunda ciudad de la isla, se "derritieron" ante semanas de temperaturas y humedades nunca vistas. Fuera, a metro y medio sobre el suelo, la temperatura era mucho más agradable: 47,6 grados.

Y es que las olas de calor que han golpeado el Mediterráneo central y oriental han convertido amplias zonas de Sicilia en la cabeza de una cerilla. Solo hace falta una chispa para que los incendios se vuelvan descomunales.

Dos cuerpos carbonizados. De una pareja de unos 70 años. Ese ha sido el principal daño humano de los incendios que rodean desde hace días ciudades como Palermo, Catania y Mesina. El presidente de la isla no se anduvo por las ramas y ha declarado en las últimas horas que el martes fue "uno de los días más difíciles en décadas".

Las imágenes son terribles como lo son también las que vienen de Grecia. En el país heleno, según el ministerio de Crisis Climática y Protección Civil, se han declarado 594 incendios durante los últimos 10 días. El caso griego tiene en común con el italiano la enorme cantidad de turistas que hay en las zonas afectadas, pero tiene algo singular: su geografía de pequeñas islas hace todo mucho más complicado.

El Mediterráneo está hirviendo. Y es que mientras las zonas ribereñas se debaten entre los incendios y las olas de calor, la superficie del mar Mediterráneo alcanza récords históricos. “Se alcanzó un nuevo récord de temperatura mediana diaria de la superficie del mar en el Mediterráneo para el periodo 1982-2023, con 28,71 ºC”, explicaban los investigadores del barcelonés Instituto de Ciencias del Mar (ICM) utilizando datos de Copernicus.

Es importante tener en cuenta que los investigadores usan las temperaturas medianas porque hay zonas del Mediterráneo tan calientes que las medias están completamente locas. En torno a Nápoles, el agua superficial supera con mucho los 4 grados de temperatura sobre la media histórica. Y como Nápoles podríamos encontrar una enorme cantidad de sitios.

Y, sin embargo, en España... la sensación generalizada es que el verano se está portando mejor que el año pasado. No es extraño: el de 2022 fue un verano muy duro y, aunque hemos sufrido eventos de altas temperaturas muy intensos desde primavera, la tónica general sí puede parecer más moderada. Aunque, evidentemente, ni la diferencia es muy grande, ni siquiera existe depende de qué datos miremos.

Por ejemplo, el de 2023 está siendo un verano con temperaturas mínimas muy altas. En la ciudad de Valencia, se han vivido más noches por encima de 25 grados este mes de julio que en toda la década de los 90.

¿Y los incendios? Ese es otro de los factores clave que generan una sensación de verano más suave: la relativa escasez de incendios. Sobre todo, de nuevo, si lo comparamos con 2022: uno de los peores años que se recuerdan con más de 310.000 hectáreas destruidas por el fuego.

¿Por qué está pasando esto? Los factores son muy diversos. Sin embargo, hay cierto consenso entre los expertos que señala directamente al debilitamiento durante semana del anticiclón de las Azores. Como explicábamos hace unos años, este patrón climático estacional era uno de los principales responsables del clima seco, estable y árido de España en verano.

Con la circulación atmosférica 'normal' del Atlántico desdibujada (y el afianzamiento de un anticiclón de bloqueo en el norte de Europa), nuestro país ha gozado de unas semanas de clima muy benigno para la época que nos ha dado margen de maniobra. No resuelve nuestros problemas, pero sí que ha cortado la tendencia que nos hundía poco a poco en nuestro pozo particular.

¿Estamos ante una nueva normalidad? Nadie lo tiene muy claro, pero si hubiera que apostar... diría que no. Estamos viviendo cambios muy extraños y el sistema climático se está adecuando a ellos. Además, viene El Niño y (moderado o intenso) va a meternos un "arreón térmico" considerable que acelerará los cambios. Ahora mismo, nadie sabe nada.

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Imagen | GTRES

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