El holocausto de los insectos: estamos viviendo el mayor evento de extinción desde hace más de 60 millones de años

El holocausto de los insectos: estamos viviendo el mayor evento de extinción desde hace más de 60 millones de años
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Hagamos un experimento mental: juntemos a todos los insectos que hay en la tierra y sumimos todos sus pesos. La masa resultante será aproximadamente 17 veces más grande que la masa de todos los seres humanos que hay sobre la faz del planeta. Se trata de los animales más abundantes y diversos que existen, pero no estamos seguros de que eso vaya a seguir siendo así.

Un nuevo análisis de la investigación de los últimos 40 años señala que la masa estimada de todos los insectos de la Tierra está cayendo a razón de un 2,5% cada año. "Es muy rápido", señalaba Sánchez-Bayo, uno de los investigadores. "Es evidente que estamos presenciando el mayor evento de extinción (de insectos) en la Tierra desde el Cretácico".

¿El fin de los insectos?

Alex Guillaume 434982 Unsplash

El estado de la biodiversidad de los insectos está en un estado “terrible”. “El ritmo de extinciones modernas de los insectos supera al de los vertebrados por un amplio margen”, afirman los autores. Según sus estimaciones, más del 41% de todas las especies de insectos han visto una disminución de su población en la última década y hasta un 40% de todas ellas pueden estar en peligro en muy pocos años.

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Especialmente, abejas, mariposas, polillas, escarabajos peloteros y grillos. El 53% de los lepidópteros (el orden donde están las mariposas y las polillas) el 50% de los ortópteros (saltamontes, grillos, etc…) o el 40% de las abejas ha visto un descenso de su población. A eso debemos sumar que la mayoría de las especies de escarabajo pelotero están en un estado de vulnerabilidad considerable.

Aunque el riesgo de extinción de las especies locales de insectos es ocho veces superior a las especies locales de vertebrados. Quizás el problema más grave es que, como escriben los autores, las pérdidas afectan a todos los insectos sin importar el tipo. "Esto sugiere que las causas de la disminución de insectos no están vinculadas a hábitats particulares, sino que afectan rasgos comunes compartidos entre todos los insectos", escriben los autores del estudio

¿Qué está pasando?

Jared Subia 221921 Unsplash

Ya hace años que venimos hablando de un fenómeno que en Alemania estaba suponiendo la reducción del 75% de los insectos voladores del país en 30 años. Ahora los nuevos datos vienen a confirmar la tendencia.

Con algunas limitaciones, eso sí. Hemos de tener en cuenta que los datos del estudio son estimaciones. El motivo de esto es que, lamentablemente, no tenemos un registro demasiado preciso de las poblaciones de insectos del mundo. Además, los datos son (sobre todo) de Europa y América del Norte porque es donde se han desarrollado la mayoría de investigaciones de los últimos 40 años (y son los únicos lugares que permiten ver las tendencias).

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Sin embargo, pese a estas limitaciones, los autores han sido capaces de detectar cuatro grandes factores: la pérdida de hábitats como resultado del desarrollo humano, la deforestación y la agricultura; la contaminación (particularmente pesticidas y fertilizantes); los parásitos, patógenos y especies invasoras; y el cambio climático. Como veis esos cuatro factores se resumen en uno: nosotros.

Las consecuencias del fin de los insectos

Eric Ward 299684 Unsplash

Las repercusiones que esto tendrá para los ecosistemas del planeta son, como mínimo, catastróficas, ya que los insectos se encuentran en la base estructural y funcional de muchos de los ecosistemas del mundo desde su aparición al final del período Devónico, hace casi 400 millones de años”, escriben los autores. Y aunque parece algo alarmista, tienen buenos argumentos.

Aunque solo ahora empezamos a darnos cuenta, la Tierra es un complejo sistema biogeológico que ha ido construyéndose poco a poco y se fundamenta en equilibrios que, aunque bastante sólidos, pueden erosionarse con facilidad. La destrucción de esa base estructural y funcional nos encamina a tener que sustituir los sistemas de autorregulación medioambiental por otros mecanismos humanos de geo y bioingeniería que aún no hemos podido desarrollar.

Todo eso en un escenario de extrema incertidumbre: en realidad, no podemos saber cuáles serán esas "repercusiones catastróficas" de las que habla el estudio porque es un escenario totalmente nuevo y que está por investigar con detalle. Lo que sí parece claro es que, con estos datos encima de la mesa, o se afronta el problema a nivel internacional o estamos abocados a tratar de convertir la Tierra en un enorme invernadero. Si es que podemos hacerlo.

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