Las tormentas solares son demasiado serias para tomarlas a la ligera: la "eyección caníbal" es el mejor ejemplo

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La historia es así: el domingo un grupo de investigadores del Instituto Fedorov de Geofísica Aplicada de Moscú anunció que había observado tres erupciones solares a lo largo del día y, según Reuters, estaban convencidos de que el lunes se podían procurar erupciones de clase X.

No les faltaba razón. El Centro de Predicción de Meteorología Espacial de la NOAA confirmaba poco después que existí una "posibilidad" de que se produjera "un fuerte fenómeno de clase X el lunes o el martes" y una "ligera posibilidad" de que "se produjera el miércoles".

¿Qué significa esto? Según la NOAA, el peor escenario que esperamos es de intensidad media. Es decir, un "apagón generalizado de las comunicaciones por radio de alta frecuencia" de una hora de duración. Las eyecciones de masa coronal pueden ser peligrosas, sí. Mucho en un mundo tan dependiente de las tecnologías electrónicas. Pero no, mucho me temo que no estamos ante el fin del mundo.

"Pero he oído que la eyección es 'caníbal'". Sí, nosotros también y hemos de reconocer que no se trata de un término común. Según parece, una eyección caníbal se produce cuando una eyección inicial es seguida (engullida) por una segunda más rápida y, al combinarse, se crea una sola ola mucho más grande. Como suele ocurrir con este tipo de términos, es más llamativo que informativo.

Porque, a efectos prácticos, que sea 'caníbal' no tiene nada que ver con su peligrosidad o fuerza: tiene que ver con cómo se ha formado.

Lo cierto es que vivimos un ciclo solar sorprendentemente activo. El mes de junio pasado se cerró con 163 manchas solares. Es decir, con un récord de actividad justo cuando quedan dos para que el pico del ciclo 25º llegue a su máximo previsto.

Este ciclo empezó en 2019 y no solo es que supere lo que esperaríamos ver a estas alturas, sino que supera lo que esperaríamos ver en julio de 2025. Y eso, evidentemente, tiene consecuencias.

En términos generales, a mayor número de manchas, mayor el número de eyecciones de materia y radiación. Es decir, tiene sentido empezar a tomarnos en serio estas eyecciones porque en los próximos años es posible que vivamos algunas de intensidad considerable.

Un problema para el que no estábamos preparados. En 2008, la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos confeccionó un informe estudiando qué pasaría si un evento solar significativo nos alcanzara hoy en día. Las conclusiones son preocupantes: un evento parecido al de Carrington produciría una interrupción sin precedentes en el metabolismo social, político y económico del mundo.

Según el informe, los satélites, las redes eléctricas y los dispositivos electrónicos se verían muy muy muy afectados. Y con ellos, las redes logísticas de alimentación y suministros se vendrían abajo. Los daños directos, en el mejor de los casos, se estiman entre uno y dos billones de euros.

Y para el que seguimos sin estarlo. Desde entonces hemos avanzado mucho: en octubre de 2016, la Casa Blanca emitió una orden ejecutiva para preparar a Estados Unidos antes este problema y, un par de meses después, la Comisión Europea decía que debíamos empezar a prepararnos. «Un evento de tal magnitud podría  abrumar la capacidad de respuesta de una sola nación», advertían.

El susto del 8 de enero de 2021, cuando un fallo de una subestación en Croacia provocó una caída de frecuencia que estuvo a punto de dejar fuera de juego al sistema energético de buena parte de Europa, hizo que muchos países se tomaran el problema en serio.

Y España menos que nadie. Desde 2011, el tema de la tormenta solar está en el centro de las preocupaciones de los especialistas. De hecho, en 2017 la Asociación Española de Protección Civil para el Clima Espacial registró en el Congreso la petición para elaborar un plan nacional 'antiapagón solar'. La respuesta del Congreso habla por sí misma: enviaron la petición a la comisión de agricultura. Es una buena metáfora de cómo España se está preparando para todo esto.

Pedro y el lobo espacial. Sea como sea, lo que no ayuda a generar un debate crítico sobre el problema es la frivolización: algo a lo que el uso de términos como 'eyección caníbal' solo pueden contribuir.  La estadística juega en nuestra contra y ese famoso evento llegará. Lo que marcará la diferencia es lo preparados que estamos y lo buena que sea la información que tengamos.

En Xataka | Mitos y realidades del 'Gran Apagón': una amenaza de la que  llevamos años hablando, pero para la que aún no estamos preparados

Imagen | Braño

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