El COVID ha vuelto a España. Es la confirmación de que ya se ha vuelto una enfermedad completamente ordinaria

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El COVID ha vuelto. En una semana, la incidencia de la enfermedad en atención primaria ha pasado de 75 casos cada 100.000 habitantes a 88. Eso son 13 puntos. Hace un mes, las cifras estabas en 29. En menores de cinco años, son 150. Y la tasa de hospitalización ha pasado de 0,75 a 2,04.

En cambio, el resto de enfermedades respiratorias (gripe, VRS, etc...) están en niveles normales. Así que sí, el COVID ha vuelto y lo cierto es que eso importa extremadamente poco. Al menos, si de lo que hablamos es de salud pública.

¿Cómo que no importa? Claro que importa. El COVID ha sido la enfermedad más importante de la última década. A escala planetaria. Claro que importa. E importa, sobre todo, para las nuevas hospitalizaciones y para el repunte de enfermos.

Y, precisamente por ello, el Instituto Carlos III sigue incluyéndolo en su último Informe de Vigilancia Centinela de Infección Respiratoria Aguda en Atención Primaria (IRAs) y en Hospitales (IRAG), de donde hemos sacado esas cifras.

Lo que no tiene ningún sentido es seguir hablando del SARS-CoV-2 como si no hubiera pasado nada en los últimos años; como si siguiéramos en 2020 o 2021. Pero lo estamos haciendo, basta hacer una pequeña búsqueda en internet para ver que hay docenas de medios hablando de 'ERIS', una nueva variante descendiente de XBB.1.9.2 que está circulando por ahí.

...pero lo ha dicho la OMS. Sí, es cierto. La Organización Mundial de la Salud ha dicho, alto y claro, que seguramente esta variante está detrás del repunte que nos está afectando (pero que está afectando también a países como Francia y Alemania). Y, pese a ello, hace meses que dio por finiquitada la "emergencia sanitaria mundial".

No obstante, es una "amenaza" y 'ERIS' es una variante "de interés". De hecho, como decía en el bloque anterior, algo digno de atención. Médica, técnica y epidemiológica. Como lo son las nuevas variantes de gripe o de cualquier otra enfermedad.

El COVID ha perdido sus dos grandes bazas. Más allá de la eterna discusión sobre si la peligrosidad el COVID era alta o no lo era, lo cierto es que el principal problema de la enfermedad que emergió a finales de 2019 fue que no teníamos inmunidad cruzada.

Del resto de enfermedades 'conocidas' nos defienden muchas cosas, pero eminentemente el muro epidemiológico que impide que se propague (y nos protege parcialmente). Con el COVID no pasaba y, aupado por una transmisibilidad muy alta (y un sistema de vigilancia internacional con muchos agujeros), campó a sus anchas llevando el mundo al colapso.

Un escenario como ese no está encima de la mesa. Y no lo está desde hace mucho tiempo. Seguirá muriendo gente por COVID, pero su capacidad para cerrar todas y cada una de las sociedades modernas es agua pasada.

La otra baza fue el miedo. Cuando Italia entró en crisis a finales de febrero de 2022, la pandemia entró en una nueva fase. Había salido de China y aparecía en el corazón de la Europa occidental. La preocupación por los problemas en Asia se transformó en miedo. Casi todo lo que vino después en relación con la respuesta pública a la enfermedad, se debió al miedo.

Pero el miedo ha desaparecido. Entre el 28 de febrero y el 6 de marzo de 2022, la gripe pasó del discreto segundo plano que lleva ocupando durante dos años "a empezar a llamar a las puertas de las urgencias". Y siguió creciendo y creciendo. Esa fue la prueba de que la pandemia había terminado: los españoles no estábamos siguiendo las recomendaciones de aislamiento social y por ese resquicio se coló la gripe. Habíamos perdido el miedo.

Y no, por muchos pequeños repuntes y por muchas variantes que sigan apareciendo, no parece que lo vayamos a recuperar.

En Xataka | Vuelve la gripe: es la prueba definitiva de que hemos dado por finalizada la pandemia de covid

Imagen | Adelin Prada

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