De Amazon, el showrooming y el estar por tener que estar

De Amazon, el showrooming y el estar por tener que estar
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Al fin tenemos con nosotros al Amazon Fire Phone, un desarrollo que parecía inevitable en el gigante del comercio electrónico y que llega en un momento complejo para el mundo de la movilidad. ¿Realmente necesita Amazon apostar por un segmento tan competitivo?

Hay razones obvias por las que Amazon está interesada en este segmento: el móvil se ha convertido en la nueva plataforma de computación para millones de personas, y tratar de crear un ecosistema propio de hardware y software parece garantía de éxito para algunas empresas como Apple. Sin embargo, Amazon no es Apple, y nos preguntamos si el tiro del gigante del comercio electrónico no será errado.

Los tablets Kindle Fire como antecedente

La experiencia con el mercado de los tablets es, hay que admitirlo, aceptable: según las cifras de IDC, Amazon poseía una cuota global del 7,6% en el cuarto trimestre de 2013, pero lo hacía con un descenso inquietante: 5,8 millones de unidades distribuidas frente a las 5,9 millones del trimestre del año anterior que impusieron un crecimiento negativo de un 1,7%.

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El resto de sus competidores no hicieron más que crecer en unidades distribuidas, pero no siempre en cuota, como fue el caso de Apple, cuyos tablets, ya lo debatimos, parecen haber entrado en una fase de madurez de mercado que hace peligrar su hasta ahora prodigioso crecimiento.

En datos aún más recientes del 1 de mayo de 2014 la cuota que IDC concede a Amazon en ese mercado es del 1,9%, cuando otros como ABI Research indicaron hace apenas un par de días que en 2013 esa cuota era del 6,5%.

Siendo optimistas y suponiendo que Amazon puede rondar el 5% de cuota de mercado de tablets, la pregunta es obvia: ¿es eso suficiente para que compense el esfuerzo de mantener un desarrollo hardware? Y a esa pregunta sigue otra: ¿por qué, sabiendo eso, Amazon se lanzó a un mercado aún más competitivo como el de los smartphones? Demasiadas dudas.

Tres años de rumores

Hace casi tres años que Amazon presentaba sus primeros tablets Kindle Fire, y eso generaba una cuestión inmediata: ¿le interesaba a Amazon entrar en el mercado de los móviles? La pregunta no acabaría de tener respuesta definitiva hasta ayer, pero en todo ese tiempo han surgido un gran número de rumores, sobre todo en los últimos tiempos.

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Así, nos preguntábamos desde hace años si Amazon podría comprar a una debilitada Palm o si la empresa apostaría por Windows Phone. También hubo indicios que apuntaban a movimientos en ese sentido, como su proyecto de OMV en Japón -nunca hizo lo mismo en España- mientras que medios como Forbes insistían en julio de 2012 en que Amazon tenía en marcha su smartphone y que éste estaría fabricado por Foxconn, algo que pareció volver a confirmarse algo más tarde.

Luego llegarían rumores curiosos, como el que situaba al futuro dispositivo como una solución gratuita para usuarios de Amazon Prime o el que en octubre de 2013 apuntaba a dos teléfonos distintos y no uno -en ese momento ya comenzaba a hablarse de las múltiples cámaras que sí se han convertido en realidad.

En los últimos meses los rumores se dispararon, y como suele suceder en este segmento, la presentación final del dispositivo dejó poco a la imaginación. El sistema de cámaras para ofrecer una interfaz 3D (o algo que se quiere acercar a ese concepto) era la característica más rumoreada, pero a ella se han sumado algunas que de las que apenas se habían dado detalles como ese asistente de compras del que hablamos a continuación.

Que viva el showrooming

Más interesante aún que esa efectista integración de las cámaras para el sistema 3D (me encanta la palabra americana para estas cosas: 'gimmick') es una característica a la que Amazon le dedicó buena parte de la presentación. Su nombre: Firefly.

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EL objetivo de esa opción no es que sea clara, es que es cristalina: que los usuarios hagan showrooming (otro término que vuelve a demostrar lo versátil y dinámico que es el inglés para crear nuevos términos). La práctica, muy controvertida, consiste en que vayamos a las tiendas a toquetear, probar, incluso romper y, claro está, a cotillear los precios. Pero nunca a comprar. Para eso ya tenemos nuestro fantástico smartphone (o ya en casa o en la oficina, el PC o el portátil), que permite en el acto comprobar si ese artículo que nos ha encantado está a mejor precio en tiendas online.

¿Y qué tienda online es la que más se beneficia del showrooming? Voilá. Amazon no tiene tiendas físicas, algo que a priori representa una desventaja frente al comercio tradicional. Uno no puede ver los productos antes de comprarlos, así que los chicos de Bezos, que ya habían patentado un sistema para oficializar la práctica en octubre del año pasado, han convertido a Firefly en centro de la experiencia del Fire Phone. Un teléfono que más que para consumir (contenidos Amazon) se diría que sirve para gastar. Y gastar en Amazon, claro.

El otro enfoque de esta característica es el que Robin Sloan apuntaba hace unas horas en Medium: el de que Amazon y su Firefly están pensados para reconocer únicamente objetos que tienen precio. Ese mágico sistema de reconocimiento visual sólo funciona bien con códigos ISBN, códigos de barra u otros sistemas que etiquetan productos comerciales. No hay reconocimiento real de objetos o realidad aumentada en un sentido amplio (qué arbol estoy viendo, cuál es ese edificio). Algó lógico, por supuesto. Amazon no está ahí para descubrirnos el mundo. Está para descubrirnos su mundo.

Lo que le falta al Amazon Fire Phone: servicios

Amazon ya demostró con sus tablets que era capaz de aprovechar por primera vez y de forma íntegra esa libertad que ofrece la plataforma Android. Su sistema operativo Fire OS no es más que un refrito de la plataforma de Google que, eso sí, sustituye varios de los servicios de esta empresa con los de Amazon. Y que para los que lo han probado, por lo visto, en este smartphone no está del todo bien resuelto.

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El acceso a la Amazon Appstore en lugar a de a Google Play es una de las claras diferencias frente a la plataforma original de Google, pero en Fire OS el jardín amurallado es aún más evidente: la experiencia está acotada y dedicada a promocionar contenidos a través de los servicios de Amazon. Nada de Google Maps (HERE es la opción en este caso) o de Google Cloud Messaging, y tampoco hay acceso a la nube de Google, sobre todo porque Amazon quiere proponer su propia plataforma en este caso.

Lo curioso del caso es que aun cuando Amazon dispone de una base enormemente sólida en cuanto a Cloud Computing -Los Amazon Web Services son pilar de muchas otras empresas y servicios-, su oferta de soluciones en la nube para usuarios finales es, cuando menos, limitada. No hay solución de correo o de trabajo sobre documentos ofimáticos, y tampoco una alternativa a Picasa, por ejemplo.

Su aplicación para el almacenamiento de fotos fue una de las destacadas en la presentación ayer, pero es evidente que de momento esta solución no puede competir con otras propuestas más populares por su componente social -otra pata que Amazon no tiene: al menos Google lo intenta (¿o intentó?) con Google+-.

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Sin todas esas patas el smartphone de Amazon pierde buena parte de su interés, y se convierte en una alternativa útil solo si necesitamos ese acceso continuo al ecosistema de contenidos de Amazon. Cierto que es posible instalar otras aplicaciones y servicios en estos smartphones, pero es evidente que a priori la experiencia de estos dispositivos está pensada por y para aprovechar el acceso a contenidos de Amazon. Eso tenía mucho sentido en tablets, dispositivos pensados para el consumo de esos contenidos, pero los smartphones van más allá y las posibilidades como dispositivos para comunicarnos y compartir deben ser una prioridad, y no una opción secundaria, que es a lo que parece que quedan relegados en la plataforma de Amazon.

¿Logrará Amazon posicionar su smartphone en el mercado de forma adecuada y lograr una cuota de mercado aceptable? Personalmente, lo veo complicado. El precio de este dispositivo (versión base libre a 649 dólares) es considerablemente alto a pesar de sus aditamentos efectistas. La relación precio/prestaciones sale muy perjudicada cuando comparamos al Fire Phone tanto con las gamas medias a los mejores precios (Nexus 5, OnePlus One) como con las gamas altas que sitúan sus productos a precios similares. Y eso, a pesar de que el smartphone "regala" un año de Amazon Prime, lo que supone un ahorro de 99 dólares sobre ese servicio que da -en Estados Unidos y un puñado de países más pero no en España, cuidado- acceso ilimitado a los contenidos audio y vídeo de Amazon en streaming, además del envío gratuito de productos comprados en Amazon.com.

En Barrons también publicaban hace unas horas sus propias impresiones sobre el futuro del Amazon Fire Phone, y lo cierto es que sus criterios son interesantes. En palabras de Mark Kay, de Citigroup, las cosas están difíciles a estas alturas para el smartphone de Amazon:

Aunque vendan entre 3 y 5 millones de unidades inicialmente y unas 10 millones el primer año y eso ayude a empujar el crecimiento en ingresos (por hardware), a incrementar las ventas de la uniad digital y la de la membresía del servicio Prime, los márgenes en el hardware serán probablemente escasos o nulos y Amazon no tiene una gran historia a la hora de provocar disrupciones serias en el mercado hardware. Por lo tanto, aunque nos gusta que Amazon invierta de forma continuada en innovación y en construir su huella en los medios y el comercio digital, y aunque nos gusta el potencial que este producto puede tener con un efecto halo en las ventas del Kindle Fire y el Fire TV y en el crecimiento de la unidad en general, no queremos emocionarnos demasiado con el potencial del Fire Phone en este punto.

No acabo de creerme que una solución efectista y más bien anecdótica como el de la interfaz 3D y otra como Firefly que es probable que sea replicada (ya existían en realidad aplicaciones de este tipo) de forma independiente por terceras partes pueden aportar tanto valor a un smartphone que en mi opinión no hace más que una apuesta: la de encerrarnos aún más en otro ecosistema, cuando lo que los usuarios (al menos, en mi caso) desearían es precisamente lo contrario. Igual mi bola de cristal está algo sucia, pero me da a mi que lo de estar por estar hace tiempo que no vale. Dudo mucho que este Fire Phone vaya a cambiar el argumento de la película a estas alturas.

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