Las editoriales en España y su amor-odio por el libro electrónico

Las editoriales en España y su amor-odio por el libro electrónico
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Parecía la gran revolución del sector editorial. El libro electrónico proponía un formato complementario al libro tradicional, pero adaptado a los nuevos tiempos. Y sin embargo, no cuaja. ¿Por qué?

Eso es lo que hemos tratado de dilucidar en un debate con cuatro profesionales del sector que nos han aportado sus reflexiones sobre la situación actual, los modelos de negocio que comienzan a surgir y las claves que pueden impulsar de manera definitiva el sector del libro electrónico. Si es que alguna vez lo consigue.

Editoriales: "En España no se compra libro electrónico"

A la hora de tratar de comprender el fenómeno del libro electrónico nos pusimos en contacto con varios profesionales del sector, los cuales aportaron distintas perspectivas para un tema que les compete en todos los sentidos.

Editores
De izda. a dcha. y de arriba a abajo: Jaume Balmes, Roger Domingo, Enrique Redel y Emilio Sánchez.

Uno de nuestros protagonistas es Jaume Balmes (@jaumebalmes), creador de la empresa El Taller Editorial, que según su propia definición tiene como objetivo "recuperar la excelencia de los procesos editoriales y aplicarlos en la edición actual, incluyendo, por supuesto, la edición digital". Este experto no tenía una visión optimista del mercado:

En España el libro electrónico es algo que no existe. Me explico: lo que se vende es algo parecido a imprimir un Word en una fotocopiadora, graparlo y mandarlo a la librería. Eso no es un libro, no es un libro electrónico, es un ePub que contiene el mismo texto (se supone, aunque no siempre eso se comprueba) que un libro impreso, pero dista mucho de ser un libro electrónico. Hablando de ventas de esos archivos, estas son paupérrimas, pero no debemos equivocarnos, las de libro impreso también lo son, en este país se lee muy poco.

Para Balmes, la definición de libro electrónico era más compleja que la que muchos actores del sector manejan, y según él, "este libro debe ser accesible e indexable, y para esto el marcado semántico de su contenido es imprescindible". De hecho, hacía una comparación interesante con el mundo de la música:

No deberíamos comparar el libro impreso con el CD, si no con la actuación en directo de ese mismo grupo. Las canciones son las mismas que en el CD o en mp3, pero ni su preparación, ni el formato de «disfrute» tienen nada que ver con el concierto. Esa es la analogía más rigurosa, el libro impreso lo podemos comparar con el concierto, y el digital con el mp3, CD u otro formato que necesite de otra tecnología para acceder a su contenido.

Roger Domingo (@RogerDomingo) fue otro de los profesionales que contestaron a nuestras preguntas. El Sr. Domingo es actualmente Director Editorial de varios sellos del grupo Planeta, y definió la situación del libro electrónico como de "expectante crecimiento".

Si bien en el conjunto del mercado apenas un 5% de las ventas son ahora mismo en digital, hay ya temáticas (como los libros de empresa o las novelas eróticas) en las que el porcentaje empieza a ser significativo. En EEUU el porcentaje de ventas de libro electrónico sobre papel se sitúa en alrededor del 25%, cifra a la que probablemente llegaremos en España dentro de unos pocos años. Una vez alcanzada esta cifra, lo previsible es que se mantenga durante algunos años, durante los cuales digital y papel van a convivir

Para este directivo, uno de los principales obstáculos al crecimiento de ese formato es el tipo impositivo, que es del 21% en lugar del 4% que pagan los libros en papel. "Debido a ello, por un eBook cuyo PVP sea 9,99 €, el lector paga 2€ de IVA".

Impedimenta (@edimpedimenta) es una editorial independiente con sede en Madrid y especializada en clásicos modernos, nuevas voces de la narrativa y, últimamente, algo de libro ilustrado y de novela gráfica. Hablamos con Enrigue Redel (@enriqueredel), editor de este sello, contestó a nuestras preguntas y destacó su compromiso con el libro impreso, al que han añadido hace relativamente poco un catálogo de libros electrónicos:

A pesar de que Impedimenta es una editorial básicamente vinculada al papel, con ediciones muy cuidadas estéticamente y con una vocación de hacer libros para guardar, para conservar, no para usar y tirar, desde hace dos años tenemos parte de nuestro catálogo (aproximadamente la mitad) en formato ePub.

Redel no cree que formatos de libro electrónico como ePub --que ha ido mejorando con el tiempo-- vayan a crecer mucho, y ponía como ejemplo a Barnes & Noble como empresa que según este editor ha reconocido que el modelo "no les funciona". Además reconocía que Impedimenta no era una editorial con catálogo ideal para lectores tradicionales de libro electrónico "que se suelen decantar más por el libro de consumo, más que por el libro literario selecto", y afirmaba con rotundidad que "el actual modelo de ePub nunca desbancará al papel".

También participó en este debate a cuatro bandas Emilio Sánchez (@librosdelko), uno de los editores de Libros del K.O., "una editorial especializada en periodismo que acaba de cumplir dos años de vida". Esta empresa es, por modelo, la menos conservadora de las que han participado en el artículo, ya que como indicaba este editor:

Publicamos todos nuestros libros en papel y en digital, y sacamos a la venta ambos formatos el mismo día. El precio del ebook suele ser un 60 por ciento más barato que el libro de papel. Vendemos el ebook a través de nuestra propia web y por Amazon. También están disponibles en la plataforma 24symbols.

Sánchez también daba datos concretos sobre su propia experiencia en el mercado de los libros electrónicos, al que aún le queda mucho recorrido:

La gente se sorprende muchísimo cuando les digo que gana el papel al ebook por una media de 9 a 1. [...] Los porcentajes de venta de ebooks irán subiendo en los próximos años, pero la profecía lleva varios años de retraso. Hace cinco años, nadie hubiese pensado que se vendería tan pocos ebooks respecto al papel.

No, no te voy a dar la copia digital con el libro físico

La aparición de Amazon Matchbook ha desestabilizado (nuevamente) los pilares del negocio editorial tradicional. El gigante del comercio electrónico ofrecerá gratis o por muy bajo precio (como mucho, 2,99 dólares) una copia en formato electrónico del libro que hayamos adquirido en formato impreso. Incluidos aquellos títulos que compráramos en el pasado.

Kindle Matchbook

Esa interesantísima opción para los aficionados a la lectura solo estará disponible en Estados Unidos por el momento, pero es una de esas medidas que muchos ven (vemos) como necesarias para el cambio a un modelo más adaptado a los tiempos. Las editoriales con las que hablamos durante la confección de este artículo ofrecieron puntos de vista muy dispares.

La analogía antes propuesta por Jaume Balmes servía de base para su reflexión al respecto:

Una vez trazada la analogía entre el libro impreso y el concierto musical, la respuesta es más fácil: no tienen nada que ver, no se nos ocurre regalar el CD en un concierto. Insisto, el texto es el mismo, igual que las canciones son las mismas, pero la ejecución del directo no se puede comparar con un CD
.

En esta cuestión surgió un apunte interesante del Sr. Balmes, que hablaba del mito del coste del libro impreso: "el precio del papel, impresión y encuadernación es residual, por mucho que las campañas de las grandes plataformas para forzar la bajada de los precios de los contenidos que usan para vender sus aparatos insistan en ello".

La opinión de Balmes era rotunda, y no veía "ninguna posibilidad de justificar el modelo Matchbook o similares, son productos diferentes, con costes diferentes". Además, incidía en que los libros electrónicos no pueden ser meros pasos en bruto del papel al formato digital:

Si tiene que ser una alternativa, esta tiene que ser sostenible y rentable por sí misma y eso pasa, lo siento señores, por adecuar los precios a los costes (eso quiere decir subirlos), ser más eficientes (para que ese precio sea justo) y ser honestos (y vendamos lo que prometemos vender: libros electrónicos).

También Roger Domingo se mostraba contrario a esa opción, y entendía que el libro impreso y el libro electrónico son dos cosas bien diferenciadas:

Son formatos distintos, no veo porque el editor debe regalar uno cuando se compra el otro. ¿Cuándo uno se compra un Golf 4 puertas pide que le pongan gratis el modelo descapotable? No, porque a los del concesionario les daría un ataque de risa. Pues lo mismo ocurre con los libros, cuyos formatos (papel, eBook, audiolibro, app, curso online, etc) tienen especificidades, costes y modos de producción propios.

A Enrique Redel, de Impedimenta, el modelo le parecía "una idea razonable para aquellos lectores que no quieren estropear su libro en papel leyéndolo", aunque destacaba la importancia de ofrecer un modelo en el que, como en Matchbook, ofrecer la descarga digital, "siempre y cuando se pudiera destinar ese pequeño suplemento que se paga a remunerar al autor". De nuevo era especialmente importante tener en mente esa relevancia del coste de la cultura:

Creemos fundamental que el contenido se remunere, eso sí. No consideramos lógico "regalar" el contenido: por respeto al autor y por respeto al propio trabajo del editor (hacer un ePub requiere un trabajo y un tiempo que hay que pagar, la cultura no es gratis; es una cuestión de respeto y de dignidad). Se trata de saber a quién beneficia realmente el modelo, y así todo el mundo (comunidad lectora, productores culturales y tiendas) gana. No vale que solo gane una parte o que lo hagan unas en detrimento de otras.

"A primera vista me parece atractivo", afirma Emilio Sánchez, que no conocía tanto el modelo y que sí que reflexionaba sobre las dificultades que tendría implantar una opción de este tipo:

En principio (insisto, sin haberlo estudiado a fondo) creo que sí podríamos implantarlo, a pesar de que (y esto es un detalle que se le olvida a muchos analistas) necesitaríamos el visto bueno de los autores, muchos de los cuales podrían no verlo tan claro.[...] Por otro lado me parece un poco injusto que se eche en cara alegremente al pequeño editor no adoptar fórmulas comerciales de Amazon.

Modelos de suscripción, la nueva tendencia

Uno de los movimientos que más se están viendo en el sector del libro electrónico es el del modelo de suscripción que ya se ha adoptado sobre todo en el mundo de la música. Varios servicios permiten en nuestro país (y fuera de él) acceder a un extenso catálogo por el que pagaremos un bono mensual y que podremos disfrutar de forma ilimitada.

Libro electrónico

Oyster, 24symbols o Nubico son algunos de los protagonistas de esa tendencia, y en todos los casos la idea es la poder disfrutar de esas suscripciones por precios que --al menos si somos lectores habituales-- parecen muy razonables.

"Los sistemas de suscripción genéricos están abocados al fracaso", comenzaba afirmando Balmes de forma aplastante. Para este experto "el pago por página vista es absurdo y contraproducente", pero además volvía a negar la comparación de lectura con música y del modelo de Spotify con el de Nubico y otras.

Spotify tiene mucho éxito porque sustituye la radio, no los CD. La lectura no es un acto pasivo, como sí lo es escuchar la radio, sino activo, y en este caso depender de ciertos programas y límites tecnológicos dificulta su implantación masiva. Como modelo de negocio no es rentable por sí mismo, por eso solo sobrevivirán las plataformas que son un servicio añadido a otro producto o servicio —Nubico con Telefónica— y no necesitan ganancias. Otro caso muy diferente son las plataformas de contenido especializado —fraccionado o no— de carácter académico o técnico, que ya están teniendo éxito.

Roger Domingo, por el contrario parecía muy de acuerdo con esa tendencia, algo que no es extraño teniendo en cuenta que Nubico es una iniciativa del Círculo de Lectores (Planeta y Bertelsmann) y de Telefónica, aunque en ningún apartado de la web del servicio se ofrezca dicha información.

El editor debe poner sus contenidos a disposición del público lector en los formatos y canales que éste demande. En consecuencia, si el lector, o una parte de ellos, demanda un modelo de suscripción lo apropiado es que el editor lo desarrolle, como hemos hecho con Nubico, o bien llegue a un acuerdo con alguna de las plataformas existentes. En el caso del modelo de suscripción, y aunque seguramente no vaya a ser uno de los modelos predominantes, como ocurre con la música y plataformas tipo Spotify, creo que llegará a tener un público fiel y que, por tanto, debe ofrecerse y mantenerse.

Para Enrique Redel los modelos de suscripción pueden abrir una nueva ventana de consumo editorial, "pero con matices". Expresaba sus dudas con respecto a los beneficiados de esta estrategia, que según él "le viene como anillo al dedo a las operadoras de telefonía".

El modelo de descarga en sí no es rentable como modelo alternativo al de la venta en papel (dicho de modo sencillo: muy difícilmente el libro en formato digital sería sostenible por sí mismo, sin la existencia de su correlato en papel, que es el que rentabiliza los proyectos). Por tanto, difícilmente será rentable el modelo de lectura en streaming si no es como modelo complementario a los otros dos modelos existentes (papel + descargas).

En el caso de Emilio Sánchez, estos nuevos modelos, que calificaba como las primeras tentativas, "parecen bien encaminados", aunque también aclaraba que "El problema es que necesitan un número de usuarios muy alto para que pueda ser rentable. Pero esto acaba de empezar y es muy pronto para sacar conclusiones".

A por el despegue del libro electrónico

El estado actual del libro electrónico en nuestro país no es especialmente destacable, y nuestros protagonistas quisieron compartir con nosotros algunas de las claves que creen que podían ayudar a crecer este segmento.

Libro Electrónico

Para Jaume Balmes hay poca esperanza en este terreno, y no creía que "algo relacionado con libros despegue, pues es una industria a la baja, reducida a entretenimiento y compitiendo por el tiempo libre de las personas que cada vez tienen menos tiempo libre con multitud de otros productos de entretenimiento". De hecho, para él la clave era otra: el aumento del número de lectores, incluso si éste se produce vía prácticas que todas las editoriales lógicamente condenan.

Creo que el futuro del libro electrónico está ligado al futuro del libro en general, y si cada vez hay menos lectores, cada vez habrá menos libros. El precio no es el problema, por mucho que se diga, pues tampoco se venden las ediciones de bolsillo geniales que valen sobre los 7 €, y los costes de los libros no disminuyen con la edición digital, todo lo contrario. De hecho, si algo puede hacer que el sector tenga futuro es la creación de nuevos lectores, y si eso pasa porque empiecen a descargar libros mal editados en cualquier portal que les ofrezca, bienvenido sea, aunque tengo mis reservas que eso pase.

Roger Domingo ya nos adelantaba en su breve análisis de la situación actual que el IVA para el libro electrónico no ayuda en absoluto al desarrollo del sector. Pero también opinaba que sería importante establecer un PVP sensato, que él situaba en los 9,99 euros, que para él son "un buen lugar de encuentro entre lector y editor, librero, distribuidor, autor y resto de actores de la cadena de valor". Otro de los factores que ayudarían a ese crecimiento sería la disminución de contenidos con derechos de autor compartidos "en webs de enlaces" y, obviamente, la "mayor concienciación de los lectores acerca de la conveniencia de pagar por los contenidos".

Para alguien como Enrique Redel, editor en una editorial muy vinculada al papel como Impedimenta, esta cuestión era algo más escabrosa: "No creo que el éxito de algo como la lectura (en papel o en digital) esté en el precio ni en las promociones ni mucho menos en regalarlo".

Emilio Sánchez, editor en Libros del K.O., es necesario "adecuar el precio al valor real del libro y no limitarse a ofrecer leves descuentos respecto al libro de papel", pero además habría que cambiar los hábitos de consumo a medio y largo plazo, y en ese sentido, como ya había comentado Domingo, "sería importante concenciar al cliente de que la descarga ilegal de libros acaba destruyendo al sector".

¿Quién dominará el mercado del libro electrónico?

La situación actual en el segmento del libro electrónico tiene claros protagonistas como Amazon o Apple, dos de las empresas que representan de mejor forma esa apuesta por los contenidos en ese formato.

Libro Electrónico

Preguntamos a nuestros entrevistados si esa era también su apreciación de la situación. ¿Qué empresas dominan el mercado, y cuáles apuntan a hacerlo en el futuro<? Domingo coincidía en ese análisis inicial, y no se aventuraba en predicciones a medio y largo plazo:

En lo que a ventas se refiere, las que se están llevando el gato al agua son Amazon y Apple y, en menor medida Google y Casa del Libro. Es probable que esta situación de mercado se mantenga durante los próximos dos años, más allá de los cuales resulta poco sensato hacer previsiones sobre empresas concretas.

Por su parte, Balmes destacaba que "las plataformas medianas desaparecerán y quedarán las grandes multinacionales", salvo en el caso de plataformas especializadas. A nivel personal, añadía este experto, "únicamente la existencia de una distribuidora neutra --seguramente pública-- de libros electrónicos puede garantizar el futuro en igualdad de condiciones de la edición digital". Algunas bibliotecas públicas en nuestro país comienzan a ofrecer libros electrónicos, pero aún de forma tímida.

El Sr. Redel espera que el número de actores en ese futuro del libro electrónico sea "el mayor posible, aunque solo sea por la salud del sistema". Sin embargo, la tendencia parecía la contraria, indicaba este editor:

Desgraciadamente, la tendencia es la contraria: a la concentración en pocas plataformas y tiendas, más que a la diversificación. [...] Que los actores sean dos o tres no fomentará la riqueza de la oferta y sí que acabará con la diversidad de opciones que da la multiplicidad de tiendas y plataformas. En cuanto a las editoriales, creo que en las actuales circunstancias no tenemos la capacidad de competir por nuestra cuenta.

Más optimista era Emilio Sánchez, que aunque reconocía que todas las grandes están presentes en este mercado con sus respectivas plataformas. Sin embargo, opinaba, "una de las ventajas del ebook es saltarte la cadena de distribución. Replicar en digital los mecanismos del papel es un poco frustrante."

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