Cómo funciona un libro electrónico

Cómo funciona un libro electrónico
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Avanzamos con buen paso en el especial sobre el libro electrónico y nos detenemos ahora en el funcionamiento de un libro electrónico.

Conociendo el tema de los formatos disponibles y entendiendo cómo funciona la tinta electrónica, para conocer a fondo un libro electrónico no hay más que atar cabos. Ahora sí que nos vamos a estar refiriendo todo el tiempo como libro electrónico al dispositivo con el que vamos a poder leer contenidos de texto digitalizados.

Y de momento, las novedades en el campo del diseño o la interfaz de funcionamiento no es algo a destacar. Al fin y al cabo, los fabricantes buscan que el libro electrónico se parezca lo máximo posible al libro tradicional. Quieren con ello atraer a los lectores a estos nuevos dispositivos sin que el paso sea demasiado traumático.

Cómo es un libro electrónico

Ahora que en el mercado hay ya muchos modelos donde elegir, el consumidor va teniendo claro a qué llamar libro electrónico y a qué no. Nosotros dejaremos también a un lado los teléfonos móviles y demás dispositivos, entre ellos los ultraportáitiles, TabletPC o directamente ordenadores, que nos permiten leer formatos de libros electrónicos pero que no nos interesan para este especial. Olvidémoslos pues.

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Para nosotros el libro electrónico es un dispositivo compacto, con forma de libro tradicional (rectangular por norma general) y cuyo elemento más importante es la pantalla. En la actualidad, los tamaños de pantalla de los libros electrónicos se sitúan entre las 6 y 10 pulgadas, predominando de forma clara los libros con pantallas de 6 pulgadas.

Esas pantallas no son capaces de mostrar más que contenido en blanco y negro, con diferentes niveles de escalas de grises dependiendo del modelo que escojamos. Esos niveles de grises suelen fluctuar entre los 4 y los 16. En el futuro, ya hay algún modelo de escaso éxito, esas pantallas serán a color.

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Los modelos de libros electrónicos actuales son relativamente ligeros (desde poco más de 150 gramos hasta casi medio kilo de algún modelo con poco futuro) y de grosores contenidos, de media 1 cm.

La resolución de la pantalla también varía según el tamaño de la misma, pero los modelos más habituales nos ofrecen dos principalmente: 1024×768 píxeles para los modelos de mayor tamaño y 800×600 píxeles para los más habituales de 6 pulgadas.

Cómo metemos contenidos al lector de libros electrónicos

Los puertos más habituales en un lector de libros electrónicos son dos: USB y ranura para tarjetas de memoria. El primero de ellos es el encargado también de recargar la batería interna del equipo.

Son además los métodos más habituales para que introduzcamos los contenidos en el libro. Si la memoria interna del libro electrónico es amplia, podremos dejar allí nuestra colección de libros digitales. Para ellos usaremos normalmente la conexión por USB del libro al ordenador. El mismo se comportará como una unidad más de almacenamiento masivo y solo tendremos que arrastrar y soltar. De esta manera es como tenemos acceso a contenidos comprados en una tienda online, que nos descargamos de forma general primero al ordenador y luego traspasamos a nuestro lector portátil.

Si la memoria interna de nuestro libro electrónico no es demasiado amplia y es casi testimonial, la tarjeta de memoria se convierte en el sistema de almacenamiento principal. Eso sí, la tendremos que tener siempre colocada en el libro electrónico.

Conectividad, lo que da vida al libro

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Un tercer método para tener libros electrónicos en nuestro lector es usar la conectividad inalámbrica del mismo. Si es que la tiene, porque son todavía pocos los modelos que la incorporan. Y suelen ser los más caros.

Los libros electrónicos están optando por dos tipos de conexión con el exterior: WiFi y 3G. La más interesante de ambas es la conectividad 3G, pues con la WiFi seguimos dependiendo de que haya una red cerca a la que tengamos accceso. Además, los contenidos que podemos descargar no suelen tener mucho tamaño.

Los libros más comerciales vienen ya con conectividad 3G. En este caso no dependemos de que haya una red WiFi. Con la ayuda de esas redes 3G, los lectores nos suelen dar acceso a la tienda online de la compañía que comercializa el modelo en concreto además de a las suscripciones de revistas, periódicos e incluso publicaciones de Internet. El Sony Reader o el Amazon Kindle son ejemplos muy claros.

Interfaz básica, controles nefastos y materiales mejorables

Un campo en el que los libros electrónicos tienen todo para mejorar es el de la interfaz. El sistema operativo de los modelos actuales suele estar basado en Linux pero en el mercado no se toman demasiado en serio la experiencia de usuario. También es cierto que el tipo de pantalla no ofrece muchas más posibilidades.

Menús clasicos y opciones pobres es lo habitual en los lectores actuales. Y lo peor es que esa interfaz muy mejorable se alía para peor con unos controles físicos que también tienen todo un camino largo que recorrer hasta alcanzar los niveles de otros gadgets a los que los consumidores están más que acostumbrados.

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Esos controles físicos, normalmente en el lateral, son muy incómodos y en general de mala calidad, como los materiales de los lectores que rebajan su precio para meter cabeza en el mercado. Así, la sensación del consumidor es la de estar ante un juguete muy caro para tener todos sus elementos construidos con plástico de dudosa calidad.

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Es bastante probable que con la llegada de las pantallas táctiles la forma de controlar un libro electrónico avance, lo cual no es nada difícil.

El modelo Kindle de Amazon es una de las excepciones en algunos aspectos. La inclusión de un teclado QWERTY completo nos ayuda a la hora de ampliar las funcionalidades de este lector. Así, podemos marcar las páginas e incluso tomar notas. Esas funcionalidades extras las implementan otros modelos con pantallas táctiles en las que nos ayudamos de un lápiz como el de las tabletas gráficas.

Otros contenidos en el libro electrónico

Los libros electrónicos actuales incorporan la posibilidad de reproducir otros tipos de contenidos más allá de los libros. El audio es lo más habitual, y para ello se cuenta con salida de auriculares. Tampoco le hacen ascos algunos modelos a las imágenes, auque sea algo poco más que testimonial.

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