El problema y oportunidad del móvil en el aula y la educación

El problema y oportunidad del móvil en el aula y la educación

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El problema y oportunidad del móvil en el aula y la educación
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Juan García Álvarez de Toledo

Empezaré con una obviedad: las mejoras clases de mi vida me las han dado extraordinarios profesores. Algunas han sido con tiza y pizarra, otras han sido a través de videoconferencia, otras han sido paseos por el muro de Gijón. Lo único en común que puedo recordar es que la clase la daba una extraordinario profesor.

Si yo digo start-up, Internet y tecnología tú dices Silicon Valley. El ejemplo paradigmático de cómo los negocios en la red pueden ser prolíficos y las empresas que los llevan a cabo divertidas, cool y productivas. En ese entorno habitan familias y niños que han crecido unas cuadras más allá de donde otra persona prueba un Apple Watch por primera vez.

¿Conexión o desconexión en la escuela?

Allí, los ejecutivos de las compañías más potentes del valle como eBay, Apple o Google envían a sus niños a una de las escuelas más reputadas del país: la Waldorf School of the Peninsula. Con un coste anual de entre 10000 y 20000 dólares, las dos Waldorf de Los Altos y Mountain View se han convertido en lo último de lo último, algo super exclusivo, un lugar tan paradigmático como los edificios donde trabajan los padres de sus alumnos.

Una escuela donde no hay móviles, no hay ordenadores, no hay libros de texto digitales y no hay apenas pantallas.

Sin embargo en España es frecuente leer Siete razones por las que se debe encender el móvil en clase. Unas semanas atrás leía en un blog del mismo medio una recopilación de opiniones de expertos en educación, algunos de los cuales respeto profundamente y leo a menudo, donde casi de forma unánime se apoyaba el uso de los móviles en las aulas. Todo lo que se puede apoyar al menos ante una pregunta tan reduccionista como ¿Estás a favor o en contra del uso del móvil en el aula y por qué?

Y hoy, tras pasarme una mañana más enseñando a niños de 5º y 6º de primaria las bonanzas y riesgos de internet en el móvil, me veo con ganas de decir que al menos en 2015 la competencia digital más importante que hay que enseñar es la desconexión, no la conexión y por lo tanto soy profundamente escéptico con la integración del móvil en las aulas.

La historia de la Waldorf es un arma arrojadiza muy golosa para todos los defensores de la enseñanza de tiza y pizarra. Tampoco me encontraréis a mí allí. De hecho la mera existencia de mi trabajo se basa en la incapacidad del sistema educativo para formar ciudadanos competentemente digitales y para dar oferta a su demanda de información sobre redes sociales, móviles y nuevas formas de comunicación.

Creo en la tecnología como herramienta para educar personas más libres y felices pero igualmente creo que esa relación se establece mediante la alfabetización digital, la promoción de valores y la reflexión.

En el artículo de El País y en otra entrevista (más coherente que el artículo anterior) se refieren varias veces al ejemplo de las calculadoras. En ningún momento se menciona si la existencia de las calculadoras en las aulas ayudó a los niños a entender mejor las matemáticas o no, simplemente se dice que era algo natural que se acabaran utilizando.

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Del mismo modo, no entiendo por qué los que fuimos a EGB no abandonamos los libros de texto por la televisión. A fin de cuenta para nosotros la televisión era mucho más natural que para nuestros profesores y hacía las clases mucho más amenas. O los videojuegos ¿por qué no se explicaba todo con videojuegos?

Detrás de estos debates, además de un nuevo mercado golosísimo de apps y hardware educativo (los libros se pueden sacar de la biblioteca ¿cómo hacemos con las apps? ¿cuánto cuestan los acuerdos con las store?) pienso que hay una idea romántica del profe molón que usa una app en sus clases y consigue que todos los niños presten atención, participen y sobre todo se diviertan. Porque no olvidemos nunca que lo importante de las clases es que sean divertidas, no que sean buenas ¿verdad?

Un sistema educativo incapaz de adaptarse

Los móviles son el final de una cuerda que se ha roto: la incapacidad del sistema educativo para adaptarse a las necesidades de un mundo en crisis. Mientras pasaban por delante de nuestros ojos los medios de comunicación de masas, internet y los ordenadores fuimos incapaces de cambiar la educación para responder a las demandas de la sociedad, de los alumnos y de los profesores que veo totalmente frustrados, enterrados en burocracia y haciendo a la vez de médicos, psicólogos, pedagogos, padres, guardias de seguridad y confesores.

Los móviles son el final de una cuerda que se ha roto: la incapacidad del sistema educativo para adaptarse a las necesidades de un mundo en crisis

El sistema actual, que se diferencia del que yo viví en estupideces que deciden personas que juegan al Candy Crush en el Congreso, no vale y se rompe por la mitad en el mismo momento del tiempo en el que los chavales prefieren mirar al móvil que a una explicación rancia, parte de un plan (buenas notas en el cole + universidad + máster) que saben que no garantiza ni un trabajo ni mucho menos la felicidad.

Que esta ruptura coincida con los móviles no significa que los móviles sean la solución. Es como decir que si no te tomas la última copa te evitas la resaca, que las cinco anteriores no tienen la culpa.

Al contrario, según la London School of Economics las escuelas que prohiben los teléfonos móviles mejoraron los resultados de los alumnos mayores de 16 años en un 6,4% y benefician a los alumnos con peores resultados. Que los teléfonos nos permiten consumir la información de otra manera no tiene por qué ser malo pero que abandonemos la lectura profunda y la reflexión pausada no suena nada bien.

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De todos modos empeñémonos en utilizar el móvil en el aula ¿qué ocurre con las diferencias en iOS y las distintas versiones de Android? ¿Cómo conseguimos que no sea un elemento mayor de distracción en aquellas clases que ya eran soporíferas de por sí? ¿Cómo se forma a los profesores en un uso correcto del móvil cuando los adultos españoles demuestran la misma o mayor incompetencia digital que sus hijos? ¿Cómo se forma a los profesores para algo que mañana no vale? ¿Cómo se forma a profesores que están hasta las narices de ser formados y que quieren pasar a la acción?

No os preocupéis. Donde hay preguntas hay negocio.

Mientras tanto los la adquisición de competencias digitales en la escuela sigue siendo una broma. Los alumnos que empiezan secundaria no distinguen qué informaciones son relevantes en Internet y el 13% de los jóvenes españoles no tiene competencias digitales básicas por el 9% de la OCDE [PDF].

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Es decir: no creo que haya que usar los móviles para aprender en el colegio, creo que hay que aprender a usar los móviles en el colegio. En la medida en que un niño entienda aspectos técnicos (qué es Internet, cómo funciona un ordenador, qué es la nube, qué hacen las apps con sus datos), aspectos de seguridad (contraseñas y sistemas de autenticación, gestión de la privacidad), aspectos legales (derecho al honor, la intimidad y la propia imagen en la red) y e Identidad Digital (reflexión antes de publicar, consistencia de las decisiones en el tiempo, imagen y oportunidad personales y profesionales…) podremos usar más y mejor la tecnología en los colegios.

Los alumnos que empiezan secundaria no distinguen qué informaciones son relevantes en Internet y el 13% de los jóvenes españoles no tiene competencias digitales básicas frente al 9% de la OCDE

Cuando se analiza el funcionamiento de los mejores colegios de España la tecnología es un dato más, no es el eje central. Palabras como charlar, leer, preguntar, son habituales en las biografías de los colegios españoles que se acercan al modelo finlandés. En un país donde no sabemos cuál es nuestro modelo productivo es difícil saber qué tipo de personas queremos formar. Pero por encima de si programan en Java o son capaces de emprender un proyecto con una metodología ágil yo pienso en chavales más empáticos, más honestos, más felices con lo que hacen, más flexibles.

¿Móviles en las aulas? Para casos puntuales por qué no. Como las ceras de colores, el potro, las probetas y los ordenadores. Con unos chavales bien educados y un buen profesor Internet siempre suma del mismo modo que suma una visita extraescolar o el visionado de una buena película.

¿Móviles en las aulas del mismo modo que fuera de ellas, es decir, como eje central de nuestra vida? En absoluto. Hay que educar a una generación a desconectarse de Internet del mismo modo que a mí me enseñaron a conectarme.

En Xataka | Permitir el teléfono móvil en clase penaliza a los alumnos con peores resultados

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