A la caza del desarrollador

A la caza del desarrollador
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Bueno, pues ya tenemos lo que todos deseábamos: un nuevo rival para la guerra de tablets. Todos pensábamos que tras la compra de Palm por parte de HP solo sería cuestión de tiempo que el gigante de la informática adaptara ligeramente el sistema operativo WebOS para poder colocarlo en un tablet con dignidad, pues la base era buena. Y así ha sido.

Al igual que ocurre con los teléfonos móviles, la variedad de sistemas operativos en el mundo de los tablets confunde al consumidor. ¿Por cuál me decido? ¿Qué apuesta hago?

En los ordenadores personales la decisión casi se limita a dos: Mac o Windows. Con los tablets y en cierta manera los teléfonos avanzados, ya hay al menos cuatro candidatos (WebOS, iOS, Android y BlackBerry Tablet OS), con un quinto listo para entrar en la fiesta, ya sea con Windows Phone 7 o con el propio Windows 7. ¿Entonces qué hago?

Ecosistema sí, ecosistema no

Más allá de las especificaciones técnicas del producto o incluso del sistema operativo, como pasa con las redes sociales, la potencial masa de usuarios o el funcionamiento de la plataforma marcará en cierta manera el camino a seguir. Si por ahora (hasta que todo se base en la nube) el éxito o fracaso de un tablet se puede medir con las aplicaciones disponibles para ellos (si entrar en discusiones de si la mayoría son completamente inútiles, prescindibles o recurentes), el desarrollador es la presa a cazar.

Y esa es la preocupación por ejemplo de los, a priori, dos contrincantes más débiles y que resulta curioso, muestran sistemas operativos bastante interesantes. Hablo precisamente de WebOS y de Blackberry, que tienen la ardua tarea de encandilar a los desarrolladores para que se fijen en sus plataformas. Desde dentro ya están trabajando duro para tener un gran equipo, pero el desarrollador freelance es el que tienes que atrapar cuanto antes. Al ritmo de la electrónica de consumo, el tren pasa solo una vez y hay que estar muy ágil para subirse en marcha a tal velocidad.

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Los otros dos rivales en la actualidad, iOS y Android, tienen sus armas bien listas. Por la parte de Apple, han demostrado con creces a los creadores de aplicaciones y servicios que su sistema de tienda funciona a la perfección y que es un negocio (con más pesadillas para que te aprueben la aplicación que sueños de grandeza) que funciona. Además, por lo que sea, el usuario de Mac está más acostumbrado a pagar por esas aplicaciones, aunque luego se usen apenas una vez o ninguna. Pero la abundancia llama al consumidor ya sea por un extraño síndrome de diógenes digital o porque tienen más fe en que entre la cantidad encontrarán esa aplicación que mejore su experiencia con su tablet, tenerla grande es importante en el ámbito de las tiendas de aplicaciones.

Por la parte de Android, ellos cuentan con la masa, el músculo, con la certeza de que tienen a Google detrás y su diversidad hará que la cantidad de usuarios sea la mayor y por eso puedan ser atractivos para los desarrolladores.

¿Y qué les queda a los otros rivales? ¿Cómo convencer a un desarrollador de que se pase a su lado y abandone al que más dinero le puede dar o al que más mercado tiene? Difícil, muy difícil lo tienen. Y mucho más su sus soluciones se presentan y quedan en el olvido hasta dentro de unos meses.

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