amiga

Una propuesta de más de 2.000 euros que todavía se ofrece en el mercado.

La plataforma que nos maravilló hace más de tres décadas sigue sorprendentemente viva.

Los amantes de la retroinformática siguen teniendo recursos para adaptar máquinas legendarias a los nuevos tiempos.

Muchas veces no bastaba con dar al "play" para que el juego se pusiese en marcha, si es que lo lográbamos.

Internet ni siquiera era una palabra popular en los 80, y los pocos que se conectaban a otros ordenadores lo hacían a honorables antepasados de las actuales redes sociales: Usenet y las BBS se situaban como puntos de encuentro de un buen...

Si fuiste usuario del legendario Amiga de Commodore, lo mismo te apetece una buena ración de nostalgia. Si no fue tu caso, nunca es tarde para conocer un poco de historia del mundo del videojuego en ordenadores personales. El asunto pasa...

Si rondáis los 40 seguro que recordaréis los Commodore Amiga, aquellos ordenadores míticos que pudieron (y debieron) cambiar la historia de la informática para siempre pero que acabaron condenados al ostracismo por diversos motivos. Yo fui...

Predecir el futuro tecnológico es un ejercicio a menudo ingrato: suele haber muchos más errores y exageraciones que aciertos. Y sin embargo, hay quien da en el clavo incluso sin saberlo. Es lo que ocurrió en la portada de Amiga World de su...

Hace algo más de un año dos españoles nos presentaban el Proyecto Armiga, una iniciativa que estaba dirigida a recuperar al menos parte de la magia que nos ofrecieron los ordenadores Amiga 500 de Commodore. Los responsables de este...

El Amiga 500 marcó para muchos --y me incluyo-- una época. Aquel ordenador de 16 bits que revolucionó el segmento de los videojuegos y que asentó las bases de la época dorada de Commodore vuelve ahora a la vida (en cierto) modo gracias al...

Dos nombres que vivieron épocas de esplendor en los años 90 y que ahora pasan por momentos bastantes diferentes, en el caso de Packard Bell como empresa subsidiaria de Acer, y Amiga prácticamente fuera del mercado sin aquella identidad...