No se nos ocurre nada más desagradable con realidad virtual: simulador de ser enterrado vivo

No se nos ocurre nada más desagradable con realidad virtual: simulador de ser enterrado vivo
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Uno de los grandes potenciales de la realidad virtual es que podamos vivir experiencias inmersivas que en la vida real no podríamos experimentar por ser demasiado fantasioso. Hay quienes se plantean esta plataforma con un uso diferente: crear experiencias desagradables que en la vida real jamás experimentaríamos y una de ellas es que nos entierren vivos.

Taphobos es un proyecto de realidad virtual que consiste en un videojuego donde se nos entierra, virtualmente claro, dentro de un ataúd del cual tenemos que escapar. Una serie de pistas, en colaboración con otro jugador, nos servirán para que con nuestros propios medios salgamos de ahí. ¿La gracia? Jugarlo dentro de un ataúd con unas gafas de realidad virtual.

Hay juegos que se dedican a crear experiencias angustiosas pero probablemente con un simulador de realidad virtual haya algo más horroroso que transmitir la sensación de que nos están enterrando vivo. Es cierto que hace falta algo más que ponerse las gafas y tumbarse, estar encajonado hace el resto de la magia para sentirnos que, efectivamente, estamos enterrados vivos.

Taphobos de momento se trata de una demo de feria para que podamos sentir la experiencia en ciertos eventos y no parece que haya planes a corto plazo para sacarla en algunas de las plataformas que ya se están comercializando como Samsung Gear VR. Ahora bien ¿es esta la única experiencia inquietante con gafas de realidad virtual? Para nada.

Ataud

El extraño mundo de las demos para Oculus

A estas alturas ya hay unas cuantas demos que involucran las gafas de realidad virtual con el sexo. Algunas con el porno, otras con imágenes de animación tipo hentai, otras buscan una ayuda extra con juguetes sexuales para producir más estimulación.

También hay ideas un poco más mundanas como por ejemplo ir al baño y hacer algo cotidiano con unas gafas puestas. Albino Lullaby nos pone en la piel de un gusano gigante que observa cosas y, para experiencias psicodélicas, la que ofrece Buddha Clubotron con su viaje por una discoteca tecno y elementos oníricos más propios de un viaje con LSD.

Como experiencias algo más extremas tenemos Hiyoshi Jump, una demo que se grabó con un drone y nos permite simular una caída al vacío desde cientos de metros de altura. Mejor si tenemos algún sistema de cuerdas que nos permita suspendernos en el aire para hacer la experiencia más realista.

Otra demo extraña, e inquietante, es ducharse en una prisión mientras evitamos que se nos caiga el jabón y que otros presos aprovechen la situación para mostrarse cariñosos con nosotros. Si alguien tiene el fetiche de ser devorado, también hay una demo para cascos de realidad virtual que nos ponen en esa situación. De todas esas, que no son pocas, sigo manteniendo que ser enterrado vivo es la más desagradable.

Vía | Rock Paper Shotgun

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